domingo, 16 de marzo de 2014

Fuente Caños del Peral

La Fuente de los Caños del Peral (denominada también como Lavadero de los caños del Peral 1 ) fue una fuente monumental del siglo XVII, situada bajo la plaza de Isabel II en Madrid (España). Recibe su nombre de la existencia de un peral que proporcionaba sombra en 1263 a la fuente.2 La fuente fue diseñada posteriormente por Juan Bautista de Toledo, primer arquitecto del Monasterio de El Escorial, haciendo que se constituyera por un conjunto de caños distribuidos a lo largo de 34 metros, con un frente de sillares almohadillados de granito y caños monumentalizados mediante veneras de granito. Junto a ella, se encontraba un acueducto denominado de Amaniel que conducía el agua hasta el Palacio Real. Estuvieron en funcionamiento hasta mediados del siglo XVIII.

La Fuente de los Caños del Peral es mencionada en diversos textos literarios de la época, entre ellos la autobiografía del soldado y escritor madrileño Alonso de Contreras conocida con el título de Discurso de mi vida.

Es posible que esta fuente fuese una de las primeras de Madrid, siendo unos baños árabes.1 Este origen explicaría la existencia de, no sólo unos caños, sino que además hubiera una construcción y unas canalizaciones en torno al conjunto. La fuente segregada de los baños estuvo en funcionamiento durante siglos. Se encontraba ubicada en las cercanías del Monasterio de la Encarnación, en un terreno empinado y lleno de barrancos. Las empinadas cuestas se dirigían al este del Alcázar. Durante la edad media en la zona fue un barranco creado por el «arroyo del arenal» (en la actualidad calle del mismo nombre). Hasta la llegada de la Corte de Felipe II a Madrid no estuvo muy segura la posición de la fuente, la zona estaba poblada de acuíferos y la documentación hace referencia a la fuente en segundo plano. En la actualidad se conoce la posición exacta por el descubrimiento que se hizo en 2009 de algunos de sus restos, siendo ubicada en en la confluencia de la calle de los caños del Peral y la calle del Arenal. En el siglo XV, cuando se formó la plaza, tomó el nombre de la fuente del peral. En la documentación de este siglo aparece también como de las Hontanillas o Fontanillas.3 En algunas ocasiones denominada como Fuentes del Arrabal,4 no cabe posibilidad de saber si se refieren a la misma fuente o a alguna de las existentes en sus alrededores. La fuente constaba de una decena de caños y diversas instalaciones que pueden verse en el plano de Teixeira.

La fuente tenía anexado un lavadero con 57 pilas que empleaba el agua sobrante de los caños. Su uso era arrendado por el Ayuntamiento. En 1663 el ayuntamiento vendió el lavadero, a causa de los conflictos que le suponía su arrendamiento. Junto al lavadero, a comienzos del siglo XVIII, se levantó la estructura del último corral de comedias de Madrid en el solar adquirido por Francesco Bartoli, capocómico de la compañía italiana de "los Trufaldines"; corral que más tarde se convirtió en el Teatro de los Caños del Peral.5

La fuente funcionó hasta mediados del siglo XIX, y quedó enterrada al allanar los terrenos circundantes con el objeto de construir la Plaza de Oriente, el Teatro Real y la misma Plaza de Isabel II. Por una razón desconocida la fuente no se desplazó, ni quedó destruida, sino tan sólo soterrada. A comienzos del siglo XX cuando se construía la red subterránea del metro de Madrid de la línea 2 apareció la fuente enterrada a una cota de ocho metros y se mantuvo intacta.6 En aquella ocasión se descubrió uno de los pilones, así como una atarjea de ladrillos. Ya a comienzos del siglo XXI y tras la reforma de la Estación de Ópera, terminada en 2011, se ha inaugurado en el interior de la estación un museo arqueológico subterráneo donde se puede ver la fuente.
La Fuente de los Caños del Peral, que abastecía a la población madrileña a través de una distribución realizada por los aguadores, poseía en sus instalaciones adyacentes un lavadero. En 1809, con la creación de la actual plaza de Isabel II, quedó enterrada a diez metros. En 1991 fueron localizados durante las obras de ampliación realizadas por Metro, siendo técnicamente imposible su integración en el andén.
En las obras que se desarrollan desde 2008 para la mejora de la accesibilidad de la estación de Ópera, se ha descubierto en su totalidad la fuente, resaltando su buen estado de conservación.
Con la reforma de la Estación de Ópera terminada en 2011 se ha inaugurado en el interior de la estación un museo arqueológico subterráneo donde se puede ver la fuente. Se trata de un espacio de 200 metros cuadrados donde los usuarios podrán contemplar los vestigios arqueológicos de los siglos XVI y XVII encontrados en ese mismo lugar y que formaban parte de la antigua Plazuela de los Caños del Peral (hoy Plaza de Isabel II). Además de la fuente se puede ver el Acueducto de Amaniel (que surtía de agua al Palacio Real) y otros elementos hidráulicos descubiertos durante las obras de remodelación de la estación, como la Alcantarilla del Arenal.
Recostrucción moderna expuesta en la superficie de la Plaza de Isabel II.


Estación de Ópera (líneas 2, 5 y Ramal). Plaza Isabel II, 1 
Horario de visita 
Viernes, sábados y domingos, de 11:00 a 13:00 y de 17:00 a 19:00 horas 
Visita gratuita: Acceso libre hasta completar el aforo 
Teléfono de Información: 902 444 403 - 91 779 63 99

Parque Quinta de los Molinos.

Los orígenes de La Quinta de los Molinos se remontan a los años veinte del siglo pasado. El núcleo originario de la finca fue el entorno del palacete y la zona situada al norte del camino de Trancos o de la Quinta. El resto de la finca es el resultado de varias adquisiciones que realizó el Sr. César Cort hasta los años setenta. Hacia 1925 se inició la construcción del Palacete, posteriormente se edificó la Casa del Reloj. Ambas construcciones están orientadas al Sur, hacia la vaguada del arroyo de los Trancos, que dispone de una plantación importante de frondosas en el seno de la cual se construyó el lago y el jardín. En los alrededores de la Casa del Reloj se distribuyeron parcelas escalonadas de huertas o de producción de flores, y en el entorno del palacete otra serie de parcelas dedicadas unas a producción y otras a jardín ornamental, rodeadas por muretes y escaleras que separan las distintas zonas. Uno de los últimos elementos construidos en el entorno del palacete fue la pista de tenis, para lo cual fueron necesarios grandes movimientos de tierras, ya que se encuentra encajada en el sentido de la pendiente longitudinal del terreno.

Almendros florecidos en la Quinta de los Molinos.
Esta situación topográfica permitió rodear el campo con sendas terrazas del césped, a modo de gradas para espectadores y construir un muro de contención en forma de arco en el extremo norte del mismo. El origen de esta quinta se remonta a comienzos del siglo XX, con la adquisición de la primera de las varias parcelas que más tarde conformarían la finca, por parte de D. Cesar Cort Botí, un prestigioso ingeniero y arquitecto, catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, académico de número de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y concejal del Ayuntamiento de Madrid. Cort fue un profesional dedicado principalmente al urbanismo, además de amigo y seguidor de Arturo Soria, y desarrolló diversas teorías urbanísticas sobre el tránsito de la ciudad al campo que plasmó en varias publicaciones. Precisamente, en la Quinta de los Molinos puso en práctica algunas de sus concepciones urbanísticas. En 1978 muere el Sr. Cort, llegando los herederos a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982, por el cual 21 ha de la finca pasan a ser patrimonio del Ayuntamiento de Madrid. Por su importancia dentro de la historia del urbanismo se inicia un proceso de restauración y puesta en valor que culmina incluyendo el jardín en el catálogo de Parques y Jardines Históricos de especial protección del Ayuntamiento. Las arquitecturas que acompañan al jardín, incluido la casa palacio, forman un conjunto único de la arquitectura prerracionalista madrileña de principios del siglo XX, sobre todo porque no existe en toda la ciudad un jardín tan extenso y tan bien conservado de aquel periodo. El agua empleada para regar la finca procedía en el inicio de pozos y manantiales descubiertos a lo largo del proceso de formación de la Quinta, lo que dio lugar a la construcción de numerosas albercas y balsas para almacenamiento y distribución, y de fuentes que cumplían una doble función decorativa y de abastecimiento. De este modo se fue creando un complejo sistema de circulación de agua en toda la parte norte de la Quinta. Cuando fueron adquiridas las parcelas situadas al sur del Arroyo de los Trancos, se elevó un tramo del camino construyendo un puente sobre el Arroyo y se levantaron sendas tapias a ambos lados de dicho camino, ya que constituía una servidumbre de paso. Estas tapias de ladrillo contribuían en alto grado a la diferenciación entre el ambiente frondoso y sombrío de la cabecera del arroyo y el resto de la Quinta cubierta de almendrales. Recientemente estas tapias han sido demolidas. La transformación de la mitad sur se realizó mediante una división en cuarteles de distintas variedades de almendros, y la creación de caminos y paseos cuyas directrices vienen dadas por el marco de plantación de los almendros. Todos los bordes de los caminos y paseos fueron plantados con coníferas y frondosas, con el fin de proteger los cuarteles de almendros y de enmarcar estas vías de servicio. Los taludes laterales fueron marcados con arbustos de flor y con lirios. El camino de entrada a la finca hasta el puente del Arroyo de los Trancos fue probablemente rebajado de cota con el fin de regularizar su pendiente, y queda en parte encajado entre fuertes taludes fijados con lirios y arbustos. Esta parte del camino fue adoquinado y tratado con carácter de calle con aceras, muretes y alineaciones de árboles con alcorque. El Parque Quinta de los Molinos está catalogado como Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997.

Fuente: Ayuntamiento de Madrid.

COMO LLEGAR

Debido a su ubicación en la calle Alcalá su acceso es fácil en cualquier tipo de transporte. Justo en la puerta del parque está la estación de metro de Suanzes, correspondiente a la línea 5. En las proximidades también en la calle Alcalá pasan las líneas 77 y 104 de autobuses. Por la calle Juan Ignacio Luca de Tena paran las líneas 114 y 146, donde hay dos accesos al parque en esa zona norte del mismo. El parque cuenta con los citados accesos de la calle Alcalá y de la calle Juan Ignacio Luca de Tena con otro acceso en la calle Miami.